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Primeras veces: descubriendo la nieve

Qué bonitas son las primeras veces… Ese primer sonido de la palabra “mamá” saliendo de su boca… Luego ya cuando es a voces y lloros a las 3 de la mañana ya no mola tanto peeeeero esa es otra historia. Aprovechando el último puente nos lanzamos a que El Santo viviera una “primera vez”  muy frozendiana. Pusimos rumbo al norte en un viaje de 800 Kilómetros, ahí es nada, para reunirnos con la familia y ¡descubrir la nieve!

Señalando su flipe con el dedito

Así que aquí os dejo los…redoble de tambores…

#mierderconsejos facilitadores de convivencia vagonil y de vida en general en un viaje de este tipo:

momento maleta

equipaje: cada progenitor de la criatura lleva algo de mano y, por supuesto, maletas con ruedas.

-preparar, con tiempo y según te asalten las cosas que podrías necesitar en los momentos en las que las vas necesitando, una lista con aquello imprescindible. Así, la maleta la haces en 10 minutos porque es solo sacar y meter lo anotado.

-un pijama para cada noche, que somos muy de reventar el pañal por aquí.

dos sacos de dormir, por lo explicado previamente. Ya si se lía mucho pues nada, un saco a secar y a reusar en plan cochineich.

-truco para el bibe nocturno (si, jasmías, aquí además de teta materna cae un bibe): venden unos bricks que llevan la leche y los cereales incorporados en la dosis exacta de un biberón. No es la marca que nos gusta, que tiene mucho menos azúcar y en apariencia es más “sana”, pero para un apaño, gloria bendita. Me veía ya con el litro de leche y un tarrito con cereales.

dos pares de zapatos (los únicos dos que tiene vaya, que hemos primado calidad a cantidad) por si se mojaban en la nieve

ropa cómoda para el viaje (tanto para el cachorro como para los padres)

un modelito para cada día y alguna muda (nosotros somos muy de arriesgar y tampoco nos preocupamos mucho por el momento muda, la verdad)

-baberos de usar y tirar, de esos que da penita usar pero que son la mar de prácticos. Lo triste es que luego los usamos bien poco jajaja. Tirando de toallitas

sobrevivir al viaje -que ni os cuento el miedín que nos daba-

-los billetes de tren, en el móvil. En un móvil los de todos, que si no es un folloneti. Los billetes en papel se te pueden olvidar el móvil, en serio, el móvil no se te olvida ni de broma. Además, no imprimes ni haces gasto de papel.

-usar pañales de “los caros”. Je,je. Bueno, de los que cada familia vea que duran más tiempo y absorben más, vaya

llevar a mano: comida, juguetes, libros, pañales, toallitas, un unicornio…

-cositas para comer: en nuestro caso básicamente plátanos (a la ida cayeron tres) y alguna papilla de fruta. También llevamos alguna galleta creo recordar, pero no se las dimos.

-cositas para jugar A CASCOPORRO. Nosotros llevamos el siguiente arsenal:

     *pinzas de la ropa, un must, de distintos colores, ya que estamos a tope con el momento arcoiris

     *libros de sus favoritos para leerlos y comentarlos abundantemente. Los Minis vienen de lujo por

       su tamaño que te permite llevar un montón de historias en poco espacio.

 

    *libro megamolón de pegatinas reutilizables de animales de Melissa & Doug.

      No hubo que usarlo pero le hubiera entretenido muchísimo. Es de tamaño grandecito

     *juguete también megamolón para hacer animales híbridos. Tang de Naranja lo sorteó y a mí me

       tocó. Juas, juas. Podéis conseguirlo en KAW, compinche del mencionado sorteo.

     * Pi, Pipi y el recién incorporado a la familia Pato por supuesto también nos acompañron. Antes

       me dejo los billetes, que noooo que van en el móvil, que a nuestros amigos.

     *piezas de un juego de encajar que suenan y son de colores. Muy top también en estos días.

teta materna: fácil, fácil, medio viaje se lo pasó con ella. No os digo más que ¡pude ver una peli en uno de los trayectos! La última parte simultaneándola con gracietas al enano, eso sí. Y el padre se casco una siesta que para él se queda. Así que aquellos que critican la lactancia en público, que den gracias si comparten vagón o avión con un miniser lactante. He dicho.

Hemos tenido mucha suerte ya que los días que teníamos que movernos en coche no nevó ni llovió pero sí vimos una buena nevada que aguantó.

Llegamos el sábado tras varias horas de tren y casi dos de coche. Todo súper preparado, como os acabo de contar, para que a El Santo no le faltará de ná y no diera el coñazo al resto de pasajeros.

El sábado amaneció nevado y estaba todo precioso. Dejo aquí unas fotos para el recuerdo con sus correspondientes historietas.

 

Primos y tía enseñándole lo que ellos viven habitualmente.

 

Momento spa y fuera nevando. No se puede ser más guay, no es por nada 😉

Aunque para guay la abuela, que se quedó con el retoño para que nosotros disfrutáramos un rato.

Casi me ahogo del gusto.

Que hace más rasca que en Nebraska, pues nos quedamos dentro y el abuelo me enseña a coger un palo de billar.

Llegó el momento de vivir la nieve. Le gustó y no. Lo de ver que no se podía mover en las zonas de nieve virgen que le llegaba casi a la cadera… como que no. Pero en brazos o pisando en sitios en los que había menos ¡le encantó!

Primer contacto con eso blanco que cubre el suelo, que pensaría El Santo.

Alucinado de cómo crujía.

 

 

 

 

 

Por supuesto, no paramos de jamar y celebramos el 60 cumpleaños de mi madre en un sitio estupendo. Afortunadamente estábamos en un reservado e íbamos bien pertrechados de juguetes y libros para que los peques “aguantaran” Viva mi cuñada.

 

No, no tenía sueño. Son sus “huelgas”

 

Fino que es. Muy propio…

 

 

 

Algunos paseos al fresquito…

 

 

 

Dejando el agüita limpia con la prima…

 

De vuelta… Cómo se portó el tío. gloria

 

Desconfía de la aparente limpieza de la moqueta del AVE.

Es mágica y absorbe todo, pero ahí queda… Puaj

Tener la familia lejos, y cuando digo lejos es de punta a punta de la península, es un rollo. Cuando tienes hijos echas más de menos que tus familares estén cerca, que tu hijo comparta tiempo y juegos con sus primos, tenga contacto casi diario con abuelos y esa relación especial con los tíos. Pero, por otro lado, te permite vivir estos momentos, estos encuentros, con más intensidad.                    

Eso y ¡que te aguantas menos! Ja,ja,ja.

¿Os atrevéis a viajar lejos con los peques?

 

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Comments (1)

  • MundoGlaciar.

    noviembre 22, 2021 at 5:48 pm

    ¡Qué planazo! Sin duda, no hay nada mejor que ir a disfrutar de la nieve con los peques de la casa. Con ella podrán jugar, hacer muñecos de nieve, tirarse por las grandes cuestas y un montón de actividades divertidas. Eso sí, no olvidéis poneros la ropa adecuada para no mojaros ni pasar frío.

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