Por casualidad llegó a nuestras vidas un trozo de poliespán con forma triangular. Lo hizo en el embalaje de la trona que compramos para El Nuevo. Puede que si hubiera sido otra época del año no lo hubiera visto tan claro, aunque tengo la costumbre de imaginarme cosas con los paquetes y cajas que llegan a casa, pero en ese “cachocorcho” vi claramente un árbol de Navidad de poliespán.

Qué necesitáis

• triángulo de corcho
• pinturas de los colores elegidos (nosotros elegimos 3 y el tipo de pintura es acrílica)
• pinceles (si es posible uno con la brocha más ancha para acabar antes pintando la base)
• baby o similar para las manchas
• recipientes para poner la dosis de pintura necesaria (hemos usado unos botes de cristal)
• toallitas o un trapo viejo humedecido para ir limpiando manos

Lo primero que hicimos fue pintar la base de verde y esperar a que secara. Como era por la tarde, retomamos a la mañana siguiente. Hubo una especie de crisis porque El Santo cogió el amarillo y empezó a pintar como si no hubiera un mañana y yo… lamentablemente entré en pánico. Con lo fácil que hubiera sido dejarle hacer… Pero se mezcló el desastre estético con el miedo a tener un sofá technicolor. Pero bueno, superada esta fase, continuamos.

Pinté unas guirnaldas rojas y empezamos a colocar las bolitas con nuestra huella dactilar, recurso bastante manido pero molón y sencillo. Participamos todos, hasta el bebé, aunque un poco a regañadientes. ¿Por qué me ponen este pringue frío en la mano y me inmovilizan la muñeca estos personajes? debió pensar.      

Y así, nos entretuvimos casi 2 horas. Es una manualidad fácil y además muy dada a regalar a abuelos, por ejemplo.

¿Hacéis manualidades con los peques? Es una actividad muy socorrida estos días que les tenemos en casa, ¿verdad?