Blog post

Alternativas al castigo

  1. El castigo, es el fracaso del adulto. Es cierto que hay personas que lo usan convencidos de su eficacia, que además se creen porque ciertamente a corto plazo el castigo puede ser eficaz a la hora de una conducta una conducta temporalmente no significa que no se vaya a repetir y muchísimo menos que generen aprendizajes. Vamos que, como vimos en este post, el castigo no es útil. Es más, el castigo tiene consecuencias negativas. Pero, ¿qué hacemos entonces? Necesitamos herramientas que nos permitan educar. Pero aunque yo aquí voy a hablar de algunas, es importante tener claro que cualquier herramienta está supeditada a tener una base que nos permita conocer al niño en sus distintos momentos evolutivos, comprender cómo es y desarrollo cerebral y que le permite en cada momento, y cambiar nuestra mirada a la infancia y adolescencia. Más allá de eso, es fundamental que pongamos el foco en el adulto, no nuestros hijos y alumnos.

La única alternativa al castigo es NO CASTIGAR. Ni más ni menos. Para ello, hay que tratar de evitar llegar a ese momento o bien, una vez llegado el momento, ser capaces de darle la vuelta y de vivirlo como una oportunidad de aprendizaje.

El castigo da vueltas sobre lo ocurrido, culpabiliza y es inmóvil; no piensa en soluciones para resolver el problema que nos hagan avanzar. 

Alternativas al castigo:

Relacionadas con el adulto

Sí, porque el castigo sale de nosotros así que lo que tenemos que aprender a manejar es a nosotros mismos. A continuación te propongo una serie de cosas que únicamente dependen de ti, es decir, en las que el niño no participa.

En relación con nuestra propia persona

  • Autconocimiento: como hemos mencionado, castigamos como respuesta a nuestra propia frustración. Cargamos con una mochila emocional importante que influye en nuestras reacciones. Conocernos mejor nos permite evolucionar como persona, potenciar nuestros puntos fuertes y limar los débiles asumiendo ambos.
  • Autocuidado. Solo si estamos bien nosotros mismos, si nos cuidamos, podemos cuidar adecuadamente a otros. Cuando estamos mal, cansados, desbordados… estallamos con rapidez.

En relación con lo que podemos hacer

  • Leer sobre educación respetuosa. En este post tenéis recomendaciones de libros y también hay mucha información en Internet. Es cuestión de buscar la que sea fiable.
  • Asistir a talleres de Disciplina positiva. En la web de la asociación de Disciplina positiva España podéis consultar fechas y lugares.
  • Hacer tribu para poder hablar de educación, sentirte menos sola o juzgada…
  • Sal de tu propio cuerpo o maniobra dron: a mí me resulta de muchísima ayuda ver la situación desde arriba. Literalmente. Me imagino la escena que está sucediendo. Con eso consigo, en primer lugar, salir de la escena lo que implica parar lo que nos lleva a reducir la carga emocional. En segundo lugar, al distanciarme, soy capaz de analizar qué esta pasando (el trasfondo, no lo que se ve) y reflexionar sobre qué podemos hacer. Por supuesto, muchas veces son absolutamente incapaz de hacerlo.
  • Valora si lo que está ocurriendo es realmente PIU: peligroso/importante/urgente. En muchas ocasiones el problema lo creamos los adultos porque no toleramos determinadas cosas o por nuestras propias necesidades.
  • Anticipación: ser lo más organizados posible para evitar momentos complicados que puedan desembocar en un enfado del niño o propio. Por ejemplo, tener comida preparada, ir a la compra a una hora a la que no estén cansados…
  • Uso del sentido del humor: intentemos conseguir que un momento dado no se convierta en un problema o, al menos, no generarlo nosotros mismos.

En interrelación con el niño:

En este post hablé de diversas estrategias (para educar sin premiar ni castigar) pero hoy quiero trasladaros un esquema de varios pasos para corregir/enseñar, el MÉTODO PACA VEN muy guay para acordarse sobre todo porque con estos pasos lo que queremos favorecer es que “vengan”, es decir, que se sientan respaldado, que haya conexión entre nosotros, que quieran cooperar… (Los pasos 4-5 son, en realidad simultáneos como podréis ver cuando lo leáis)

alternativas al castigo

  1. PARA: no hagas nada, controla tu impulso por sermonear, desahogarte… y no actúes hasta que recuperes la calma. Puede resultar de ayuda que te vayas a otro sitio.
  2. ASEGÚRATE DE QUE ES EL MOMENTO: una vez que tú estés absolutamente segura de que has recuperado la calma tras el primer paso, pregúntale a tu hijo si está preparado para hablar de lo ocurrido. Si no lo está, todo será en balde y ambos sacaréis más malo que bueno (ira, resentimiento, culpabilidad…), seguramente haya enfado y puede que acabes castigando (amenaza, grito, humillación…).
  3. COMPARTE LO QUE VES: sin juicio, dile a tu hijo lo que tú has observado que ha ocurrido. Evita culparle o avergonzarle. Es difícil al principio y tal vez sea porque el paso 1 no fue suficiente y tú no estés preparado para hablar. También es positivo mostrar honestidad emocional y explicar cómo nos sentimos y, fundamentalmente, expresar que queremos ayudarle. Por supuesto, no se trata de darle la chapa al niño sino de muy breve y concisamente narrar lo que hemos visto (que por supuesto no es lo que ha pasado porque nos falta contexto, antecedentes, información sobre lo que ha ocurrido por dentro de nuestro hijo…)
  4. AVERIGUA: pregunta y pregunta. Empieza por preguntar cómo se sienten. Contrasta la información porque de lo que tú has visto a lo que ha pasado… Es importante que tu hijo te lo cuente, para hacernos una visión más global del problema y para que sepa que le tenemos en cuenta. En Disciplina positiva se habla de las preguntas de curiosidad. Consiste en ayudar a los niños a ser reflexionar sobre lo que ha ocurrido, a ser conscientes de su responsabilidad y de sus emociones…
      • ¿Qué crees que te ha llevado a hacer eso?
      • ¿Cómo ha empezado todo?
      • ¿Qué pretendías conseguir?
      • ¿Cómo te sientes con lo ocurrido?
      • ¿Cuándo has empezado a sentirte xxx (lo que haya dicho que siente)?
      • ¿Cómo crees que se siente la otra persona?
    • Hay que ser cuidadoso, mucho, y no preguntar con ironía. Se trata de mostrar interés y ayudar a nuestro hijo a reflexionar sobre lo ocurrido, a ejercitar, y por tanto desarrollar, su cerebro superior
  5. VALIDA: todo lo que te diga o sienta. No temas, los sentimientos siempre son aceptables y son independientes del comportamiento. Que tu muestres comprensión hacia lo que tu hijo siente no significa que justifiques un posterior comportamiento derivado de su estado emocional. No significa que estés de acuerdo pero sí que legitimas lo que tu hijo siente.
  6. ENFÓCATE EN SOLUCIONES: una vez hechos todos los pasos anteriores y clarificada la situación, llega el momento de buscar soluciones, bien para reparar el daño ocasionado si es el caso, bien para afrontar ese o similar problema de manera más adaptativa en el futuro. Para ello, sugeriremos al niño que nos diga qué se le ocurre que puede hacer. Tendremos en cuenta, sin juzgar, todas las ideas que proponga (incluso aunque nos parezcan inadecuadas). Después, valoraremos cuál es la mejor alternativa de todas las que haya propuesto. Para ello podemos guiarnos por las 3 R y una U del enfoque en soluciones (más info en Cómo educar con firmeza y cariño) que establece que la solución debe ser:
    1. Respetuosa (por lo que no puede provocar vergüenza, culpa o dolor)
    2. Relacionada (con lo que haya ocurrido)
    3. Razonables
    4. Útil (para resolver el problema)
  7. NORMALIZA.  Transmite a tu hijo que el error es natural, que somos seres humanos y, como tales, nos equivocamos durante el proceso de aprendizaje o cuándo nuestras emociones “mandan”. Normaliza también que todas las emociones son válidas y aportan (ninguna es negativa porque todas son necesarias; lo que sí son algunas es desagradables o incómodas). Recuerda, eso sí, límites que tengáis establecidos, normas de convivencia, la importancia del respeto…

Ya pero… lo intento y no me sale.

Pues normal. Probablemente se impone el automatismo de castigar, de hablar mal, de gritar… Es probable que si te lo propones en serio los primeros días te salga fetén pero luego, vuelta a lo mismo… ¡NO PASA NADA! Se trata de un proceso y, como todo aprendizaje, requiere de muchísimo entrenamiento (hacerlo muchas veces durante mucho tiempo). Es importante ser compasivos con nosotros mismos, no fustigarnos cuando nos equivoquemos sino perdonarnos y pedir perdón. Y, fundamental, no olvidemos los aspectos relacionados con nosotros mismos que comento más arriba. Es el cimiento, la base.

 

Educar es como entrenar para un decatlón que nunca llegará.

Decatlón por la cantidad de pruebas que tenemos que afrontar (según el momento evolutivo de nuestros hijos y el nuestro propio entre otras cosas).

Nunca llegará porque educaremos, de una u otra forma, toda la vida.

Podemos elegir entre valorar y disfrutar el entrenamiento, buscar nuevas formas de hacerlo, asumir los errores como parte del proceso y reflexionar sobre ellos para mejorar y superar nuestras marcas. O podemos tirar la toalla, no trabajar sobre nuestra forma y acabar lesionados (nosotros y nuestros hijos).

¿Te apuntas a entrenar de forma consciente o prefieres seguir corriendo como pollo 🐤  sin cabeza 😜😜? (Representación muy gráfica de lo que puede ser el día a día con hijos, ¿o no?).

 

Muchas gracias por leerme y llegar hasta aquí. Te agradecería que me dejaras un comentario con tu opinión (respetuosa), tu experiencia, tu reflexión… Así, hacemos comunidad y me alientas a seguir.

¿Te ha gustado este post? ¡Compártelo!

Comments (10)

  • Silvia

    febrero 24, 2020 at 12:57 am

    Muy muy interesante!! Sin duda para mí donde hay que poner más esfuerzo es en saber “retirarse” antes de dejarnos llevar por la ira… Pero como bien dices, esto se trata de entrenar!
    Muchas gracias por tus post. Un beso

  • Carmen

    febrero 24, 2020 at 7:29 am

    Super interesante, lo que más me cuesta y es creo el meollo de la cuestión el Autocuidado…. Es así cómo vamos a cuidar si no nos cuidamos. Pequeños pasos, grandes logros mil gracias por los consejos

  • Sonia

    febrero 24, 2020 at 9:35 am

    Gracias Nuria…despues de un fin de semana catastrofico, necesitaba leerte…y recordar por donde empieza todo…por nosotros 🙁

    1. Maca

      febrero 24, 2020 at 10:23 pm

      Muy interesante!! Me ha venido muy bien leer este post. Estoy tratando de educar a mi hijo con disciplina positiva y al mismo tiempo intentando hacer entender a su padre que con nuestro hijo no funcionan los castigos ni las voces. Poco a poco vamos aprendiendo todos y leerte me ayuda mucho. Gracias!

      1. Nuria

        febrero 24, 2020 at 11:18 pm

        ¡Ánimo! Esto es un proceso que no termina nunca. Me atrevo a comentarte que la mejor manera de hacer entender es mostrar con el ejemplo . Muchísimas gracias por leerme y dejarme un comentario

    2. Nuria

      febrero 24, 2020 at 11:20 pm

      Es fundamental tenerlo claro, a mí también me hace falta recordarlo de vez en cuando. Me alegro de haber sido de ayuda. Te agradezco mucho que me hayas leído y escrito. Yo también lo necesito.

  • Carmen

    febrero 24, 2020 at 9:59 pm

    Cuando escribes invitas a la reflexión y eso es un regalo.
    Desde la teoría ya parece complicado pero estoy dispuesta a ponerlo en práctica y a insistir.

    1. Nuria

      febrero 24, 2020 at 11:19 pm

      Qué maravilla invitar a la reflexión La verdad es que no me veo así, jeje, pero te lo agradezco mucho. Me invitas a reflexionar también .
      Desde luego fácil no es pero mejor, desde luego. Muchas gracias por dedicar tu tiempo a escribirme y leerme.

  • Ceci

    febrero 24, 2020 at 10:43 pm

    Me ha encantado tu post Nuria!
    La experiencia es un grado, y también te digo que todo se va complicando a medida que van creciendo (más mayores, problemas mayores). Sin embargo creo que es importante trabajarlo desde muy pequeñitos.
    Me parece muy acertado tu consejo final, totalmente realista y muy esperanzador. He leído muchos post en los que lo único que hacen es hacerte sentir culpable por lo mal que estás haciéndolo, pero leer lo que tú pones te da esa esperanza y esa seguridad para ponerte a intentarlo. Muchas gracias! Comparto por supuesto!

    1. Nuria

      febrero 24, 2020 at 11:16 pm

      Muchas gracias, Ceci. Totalmente de acuerdo en que es muy importante ir trabajando desde peques aunque, por otro lado, ¡nunca es tarde!
      Creo que tenemos que intentar no sentirnos culpables. Más bien asumir que el error es parte de la vida, del aprendizaje…
      Gracias por estar ahí siempre y por compartir.

Publicar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Entrada anterior Entrada siguiente

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies
ACEPTAR

Aviso de cookies